martes, 11 de marzo de 2014

11-M



Hoy es un día de triste recuerdo para los españoles. Hace diez años varios atentados con bombas acabaron con la vida de casi doscientas personas e hirieron a más de dos mil, sin contar a las miles relacionadas con estas víctimas, cuya vida afectiva quedó segada y envuelta en una espiral de dolor que todavía los sigue lacerando. Todos ellos eran ciudadanos de a pie, adultos que acudían a su trabajo, incluso niños, ajenos totalmente a las causas que provocaron su muerte, víctimas inocentes en todo caso de políticas e ideologías basadas en el odio, el crimen, la ambición y, como no, el dinero. 







Ese Jueves 11 de Marzo me había levantado tarde y estaba preparando el desayuno. Cuando encendí la televisión me encontré con la terrible noticia en la TVE internacional, en la que se daba por hecho irrefutable que el atentado era obra de ETA. Avisé a mi marido, que vino de inmediato y al poco de ver la noticia me comentó su extrañeza de que ETA hubiera cometido un atentado de esa envergadura y características sin avisar tan siquiera. Le recordé lo de Hipercor, pero me respondió que en aquél caso habían avisado, fueron las autoridades las que hicieron caso omiso. Por otro lado, ETA no reconocía la autoría del atentado ni tenía en principio infraestructura para una acción de este tipo. Pero como ETA había cometido verdaderas salvajadas podía tratarse de un coletazo desesperado de la banda, en horas muy bajas. 







Pero cuando empezamos a escuchar las noticias de otras emisoras extranjeras el tinglado se vino abajo estrepitosamente. La BBC dio el comunicado de los yihaidistas atribuyéndose la autoría. Las cadenas de todo el mundo estaban escandalizadas e indignadas de las falsas informaciones del gobierno español. Era un insulto y una ofensa a los muertos y a los vivos: Aznar estaba enviando a todas las embajadas españolas directrices para que presionaran ante los gobiernos y medios de comunicación insistiendo en la autoría de ETA, con un desprecio absoluto hacia los muertos, a los españoles y al mundo entero. Aznar había " sufrido " un atentado de ETA muy oportuno y más que cuestionado al comienzo de su mandato que le había dado unos réditos políticos enormes. En plenas elecciones este hombrecito y su equipo de marketing pensaron que si era ETA la autora del atentado tenían ganadas por goleada las elecciones. Sin embargo si era Al Qaeda, como todo daba a entender, adiós a la poltrona: los votantes iban a asociar el atentado con los pies encima de la mesa en las Azores, como así sucedió. De ahí el empecinamiento en culpar a ETA.











Ese día me llamó mucha gente y acudí a una cita en un café-librería de Leidseplain para hablar del tema. La gente con la que me reuní eran todos extranjeros. Estaban anonadados, indignados, no daban crédito a la desfachatez de Aznar. Amsterdam era un hervidero. En la calle, en el trabajo, en todas partes no había otro tema de conversación. Y aunque casi nadie hablaba español, todos repetían el mismo slogan: Aznar, fascista. Más que sorprendente me pareció también como daba la noticia El País. Curiosamente, este periódico que se las da de progresista, fue el ÚNICO que apoyó no sólo la teoría de Aznar, sino que además lo apoyó a él incondicionalmente. Ni uno solo de los demás periódicos, ni los de la derecha más rancia, atribuían el atentado a ETA tan categóricamente. 











El PP perdió las elecciones y, como mal perdedor y marrullero que ha sido siempre, empezó a tejer la teoría conspiratoria, llegando a extremos tales como que el atentado había sido inducido por el PSOE para ganar las elecciones, y ya puestos a decir, que aquello había sido un golpe de Estado ni más ni menos. Los mismos que califican el golpe de Estado franquista de " glorioso alzamiento ", " gran cruzada " y otros calificativos por el estilo. Por supuesto, siguieron empeñados en que ETA había sido la autora. Como ya no podían negar la participación de los islamistas, afirmaban que no habían hecho más que colaborar con ETA, que colaboraba con el PSOE, y de ahí ya uno se pierde con las conjuras judeo-masónicas y demás.







Con sus técnicas habituales de negarla, mantenerla y no enmendarla, mirar para otro lado, darle la vuelta a la tortilla, etc., dicen que los verdaderos culpables de todo y los malos de la película fueron los partidos de izquierda, por responsabilizar al PP del atentado por su participación en la guerra de Irak, alegando que España es un país soberano y el gobierno de Aznar un gobierno responsable que tomó una decisión correcta, olvidándose de que nos metió en esa guerra en contra de casi todos los españoles, incluso una gran mayoría de sus votantes, sin el beneplácito de la ONU, y poniéndonos en primera línea, más papistas que el Papa. Una guerra que después se vio y se reconoció basada en una gran mentira: no había armas de destrucción masiva. Estas manifestaciones pusieron a España en el punto de mira de los yihadistas. Si no nos hubiéramos significado de esa manera en esa guerra, no hubiéramos sufrido el atentado. Es más, durante el juicio se puso en evidencia la torpeza e ineptitud de las fuerzas de seguridad, que hubieran podido evitar el atentado muy fácilmente: estaban más que avisados, pero no hicieron nada para impedirlo. 







Diez años más tarde parecía que nadie cuestiona ya la autoría de este atentado. Incluso el actual ministro de Justicia, nada sospechoso de objetividad, reconoce los hechos. El director de El Mundo ha pedido disculpas por la campaña llevada a cabo en su día. No queda ya nadie que apoye esta teoría, salvo Aznar y uno de los autores del atentado hoy en la cárcel, un tipo miserable y sin escrúpulos que quiere a toda costa no ser extraditado a Marruecos y que adula a quien cree que le puede sacar las castañas del fuego. No aporta ninguna prueba a su testimonio, pero tiene toda la credilidad de Aznar y Cía. 







Sin embargo, hoy ha salido a la luz otro valedor de la teoría conspirativa, nada más y nada menos que el arzobispo Rouco Varela, el último bastión de la reserva espiritual de Occidente quien, con su espíritu tan cristiano, en el funeral por las víctimas del 11M ha largado las siguientes perlas en su homilía: 

«hubo alguien, hubo personas, que con una premeditación escalofriante estaban dispuestas a matar inocentes, a fin de conseguir oscuros objetivos del poder»

«por mucho que lo pretendan o imaginen, tampoco podrán adueñarse del futuro de una ciudad, de un pueblo o de una comunidad política y, mucho menos, podrán definir y determinar el destino último de las propias víctimas y de sus familias»

«No sabemos exactamente cuáles fueron los propósitos e intenciones últimos de los que pensaron, programaron y ejecutaron los atentados de Atocha -afirmó-; lo que sí resulta claro es que no podrán neutralizar y menos anular los frutos de nueva y redimida humanidad».

En su homilía, Rouco llamó a hacer «examen de conciencia» diez años después de los atentados: «¿Qué consecuencias hemos sacado de la estremecedora experiencia de aquella terrible jornada en el orden de los valores éticos, morales y espirituales que debieron impregnar nuestra vida personal y colectiva?», preguntó.

Yo le contesto al Señor Rouco Varela - aunque sea mucho llamarle señor - que haga él examen de conciencia, si es que la tiene, y luego propósito de enmienda, cumplir la penitencia, etc. Pero me temo que los curas tridentinos no entienden de esas cosas, están todavía con la Santa Inquisición, poniendo a los dictadores bajo palio, a los pederastas a buen cubierto, saneando sus bancos con dinero público, y Dios sabe qué mas... 








Quienes en su momento ningunearon a las víctimas hoy tienen la desfachatez de rendirles homenaje, haciendo una vez más gala de su santa hipocresía.









                                                  En Atocha dos mil velas encendidas

                                                  nos recuerdan a los muertos inocentes

                                                  que por obra de fanáticos dementes

                                                  hoy no son más que esperanzas destruidas.











lunes, 3 de marzo de 2014

HOMENAJE A PACO DE LUCÍA







                                                            La guitarra está de luto
                                                           porque se ha muerto su amante,
                                                           hombre tímido y enjuto
                                                           con corazón de gigante.

                                                           Un quejío la desgarra

                                                           y por el medio la parte.
                                                           Haz de tu duelo, guitarra,
                                                           duende flamenco con arte.

                                                           Lo poseyó siendo un niño.

                                                           La hizo suya siendo un hombre.
                                                           Le dio todo su cariño
                                                           y con ella se hizo un nombre.

                                                           Nadie la acariciará

                                                           como él sólo acariciaba
                                                           ni nadie la deseará
                                                           como sólo él la deseaba.

                                                           Amor, deseo, sumisión,

                                                           encontrados sentimientos
                                                           que dan coraje y pasión
                                                           a los tientos y lamentos.

                                                           Tocaron todos los palos

                                                           carne y madera abrazados,
                                                           con rabia y fuego a intervalos
                                                           hombre y guitarra acoplados.

                                                           En sueños tuvo un presagio,

                                                           y a su compadre el luthier
                                                           para su postrer adagio
                                                           en ébano encargó hacer

                                                           traje de luto a su amante

                                                           que, dulce en su despedida,
                                                           cantara siempre elegante,
                                                           desgarrada y malherida.

                                                           El artesano, espantado

                                                           de aviso de tan mal fario,
                                                           dejó el encargo truncado
                                                           por no forjar tal sudario.

                                                           Quedó sin traje de luto

                                                           la guitarra enamorada
                                                           de aquél tocaor absoluto
                                                           que la deja abandonada.

                                                           Con un rasgueado, un punteado,

                                                           guitarra al aire, amor fraguas.
                                                           Te fuiste, Paco admirado,
                                                           navegando entre dos aguas.