La guitarra está de luto
porque se ha muerto su amante,
hombre tímido y enjuto
con corazón de gigante.
Un quejío la desgarra
y por el medio la parte.
Haz de tu duelo, guitarra,
duende flamenco con arte.
Lo poseyó siendo un niño.
La hizo suya siendo un hombre.
Le dio todo su cariño
y con ella se hizo un nombre.
Nadie la acariciará
como él sólo acariciaba
ni nadie la deseará
como sólo él la deseaba.
Amor, deseo, sumisión,
encontrados sentimientos
que dan coraje y pasión
a los tientos y lamentos.
Tocaron todos los palos
carne y madera abrazados,
con rabia y fuego a intervalos
hombre y guitarra acoplados.
En sueños tuvo un presagio,
y a su compadre el luthier
para su postrer adagio
en ébano encargó hacer
traje de luto a su amante
que, dulce en su despedida,
cantara siempre elegante,
desgarrada y malherida.
El artesano, espantado
de aviso de tan mal fario,
dejó el encargo truncado
por no forjar tal sudario.
Quedó sin traje de luto
la guitarra enamorada
de aquél tocaor absoluto
que la deja abandonada.
Con un rasgueado, un punteado,
guitarra al aire, amor fraguas.
Te fuiste, Paco admirado,
navegando entre dos aguas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario