miércoles, 2 de abril de 2014

VIOLENCIA DE ESTADO: VIOLENCIA LEGAL




Últimamente políticos, medios de comunicación y hasta la Santa Madre Iglesia se erigen en valedores de una paz social que ellos mismos se han cargado. Al Gobierno y buena parte de la oposición se les llena la boca condenando la violencia callejera que cada día crece más, o eso dicen ellos. Pero en cuanto alguien busca las causas de esa violencia callejera, políticos, tertulianos paniaguados y curas tridentinos ponen el grito en los cielos tenebrosos, amenazan, criminalizan, coaccionan, ridiculizan y culpan a quienes buscan tales causas. No necesitan tirar piedras, envían a las fuerzas de seguridad para que ejerzan la violencia " legal ".   






Para todo hecho hay una causa. La causa primera y principal de la violencia social que tanto molesta a los poderes públicos y fácticos de este país no es otra que la crisis en la que ellos mismos han sumido al país, al que han arruinado para seguir llenando sus bolsillos impunemente. La auténtica violencia es echar a las familias a la calle sin ningún recurso para sobrevivir, niños, ancianos, enfermos que no tienen defensa ni protección de ningún tipo, millones de parados que no cobran el paro ni prestación social alguna, en contra de la propia Constitución. Violencia auténtica y verdadera es ver a estos políticos, banqueros y demás cómplices corruptos robar el dinero de los españoles, repartírselo y salir impunes de los juzgados. Violencia en sentido literal, la vis ( fuerza ) que el derecho romano nos dejó definido hace muchos siglos y que todavía no se ha erradicado.






Mientras España es el segundo país de Europa después de Rumanía con mayor desnutrición infantil, noticia verdaderamente escandalosa que los medios de comunicación silenciaron - salvo un periódico de provincias que se les escapó del control - los amos del país siguen ejerciendo esa violencia sorda y criminal que les permite vivir como señores feudales. Sus hijos están bien nutridos, estudian en los mejores colegios, hacen master en el extranjero - con becas públicas en muchos casos - y tienen el futuro más que asegurado: seguir viviendo de la explotación y de la miseria de sus conciudadanos. 






Sigfrid Soria, diputado del PP, amenazó con  "arrancar la cabeza a los perroflautas " que lo acosen, en referencia a los escraches que iban a protestar por los deshaucios delante de las casas de algunos diputados que votaban a favor de estos deshaucios. Si por ejercer un derecho constitucional que molesta a sus tiernos infantes arrancaría cabezas, qué haría el Sr. Soria si fuera él con sus hijos quienes estuvieran en la calle sin techo, sin comida y sin la protección social del Estado ? Me temo que no se conformaría con gritar delante de la casa de los diputados, seguramente entraría y les arrancaría la cabeza. 






La auténtica violencia, la verdaderamente peligrosa, la ejercen quienes, amparándose en su impunidad " legal ", violan la ley sistemáticamente, incumplen las funciones que tienen encomendadas y por las que cobran de los ciudadanos a quienes tienen la obligación de servir, hacen oídos sordos a las quejas más que justas de los desheredados por culpa de su incompetencia y codicia desmedida y salvaje. Encima estos verdugos tienen el cinismo de hacerse las víctimas y pretenden dejar a las víctimas como verdugos, dejándolos totalmente acorralados e inermes.






Las víctimas de esta violencia, que comprende de una manera dramática a más de un tercio del país y de manera indirecta a casi toda la ciudadanía, están absolutamente indefensas: si protestan pacíficamente pierden el tiempo, nadie les hace caso; se burlan de ellos y encima eso da la imagen de un Gobierno demócrata que permite a la gente manifestarse, sin reconocer que cuando hay manifestaciones es precisamente porque el Gobierno lo está haciendo mal, o incluso está ejerciendo terrorismo de Estado en más de un caso. Si protestan con violencia el Estado responde con más violencia, e incluso se ha visto en muchas manifestaciones que policías y grupos infiltrados eran los que provocaban la violencia entre los manifestantes para poder así justificarse, reprimirlos salvajemente y dictar nuevas leyes represivas y antidemocráticas. Quisieron impedir por ley los escraches, cosa que la justicia les ha negado - de momento -, quieren obligar que las manifestaciones se hagan en un " manifestódromo " al efecto, lo cual sería restringirt una libertad fundamental, se dice que están preparando al ejército para intervenir cuando la revuelta social sea imparable porque saben que el hambre no atiende al miedo. Cómo puede el pueblo parar este genocidio silencioso y silenciado ? Esta falsa democracia nos tiene atados de pies y manos.






El primer derecho del ser humano es la vida y todos los derechos que derivan de ella, empezando por defender esa vida. Cuando es el Estado quien ejerce la violencia contra los ciudadanos, éstos tienen derecho a defenderse. Violencia es no cumplir con la ley, abusar del poder, robar a manos llenas, no atender a los ciudadanos, arruinarlos, dejarlos en la calle desnutridos, enfermos y abocados a la muerte. No es delito robar para comer, manifestarse en la calle, defenderse de la agresión de una policía que obedece, protege y defiende a los auténticos terroristas contra los ciudadanos que deben proteger.  La violencia de Estado justifica la violencia en legítima defensa de los ciudadanos.






Nos vuelven a hablar de la concordia y el diálogo de los tiempos de la transición. En el funeral de Adolfo Suárez  hemos visto a Rouco Varela agitando desde el púlpito la amenaza de la guerra civil. Sólo le faltó bendecir la nueva cruzada santa. Estaba también presente el dictador Obiang, que expresamente agradeció al Rey las gestiones que hizo para poder asistir a este funeral, último acto del teatro que fue la transición española. 

El franquismo los amamantó, la transición los redimió y la crisis los enriqueció.






1 comentario:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar