domingo, 29 de junio de 2014

SE FUE EL CAIMÁN





La abdicación del Rey ha cogido a todo el mundo con el paso cambiado. Por más que ahora vengan diciendo los estamentos oficiales que lo sabían de antemano, la realidad de los hechos contradice estas declaraciones. Todo se hizo deprisa y corriendo, improvisando sobre la marcha e incluso sorteando los procedimientos formales: se tuvo que preparar en pocos días una ley orgánica para sancionar la abdicación y el nombramiento del nuevo Rey. Ahora acaban de aprobar a toda prisa otra ley para aforarlo. 






Está claro que hay algo muy grave detrás de esta abdicación: El propio Juan Carlos decía por activa y por pasiva que nunca abdicaría, estaba además en plena campaña para recuperar su imagen y prestigio con una intensa actividad por los países árabes que, según informaban a bombo y platillo, supondría un renacer para la maltrecha economía española, etc. Le quedaba por visitar uno de estos países cuando lo vemos de vuelta en casa anunciando la abdicación con la cara completamente desencajada. Qué última falcatruada habrá hecho Juanito Bribón a sus valedores internacionales para que le hayan dado la patada sin contemplaciones y le obligaran a dimitir ipso facto ? Esas son las partes de la historia que nunca se escriben.





Nuestra Constitución dice en su artículo 1 que " España es un estado social y democrático de derecho ", cuyo soberano es el pueblo y no el Rey, que no es más que un alto funcionario. Algunos pretenden hacernos creer que seguimos en el Antiguo Régimen de las monarquías medievales, donde el Rey hacía y deshacía a su antojo. Lo cierto es que, por lo que estamos viendo ahora, más o menos eso es lo que venía y viene sucediendo sin que los españoles nos enteráramos. A este engaño han contribuido todos los estamentos políticos, medios de comunicación y hasta doctos profesores de derecho constitucional que nos la han metido doblada todos estos años y pretenden que sigamos comulgando con ruedas de molino.






Hay varios conceptos relativos a todo esto que están en candelero en los medios de comunicación: la inviolabilidad, la inhabilitación y el aforamiento del Rey. Llama la atención el desparpajo de tertulianos, periodistas, políticos e incluso de algunos juristas que nos quieren hacer ver lo blanco negro y lo negro rosa, cuando no hace falta más que un poco de sentido común, lógica y verdadero espíritu democrático para darse cuenta de que tratan de confundir. Son trileros a sueldo que generalmente se llevan el gato al agua frente a incautos bien intencionados pero que no saben responder por desconocimiento democrático. Vamos a aclarar esos conceptos:






LA INVIOLABILIDAD

Según el artículo 56.3 " la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Sus actos estarán siempre refrendados en la forma establecida en el artículo 64, careciendo de validez sin dicho refrendo (...) ". Hay que distinguir entre la persona del Rey y la persona de Juan Carlos Borbón. El Rey no tiene ninguna potestad, tan sólo FUNCIONES, como establece el artículo 62. El Rey está obligado a firmar todo lo que le mande el Gobierno, por ello es lógico que no sea responsable. La firma del Rey va siempre acompañada y refrendada por la del Presidente del Gobierno - o del Presidente del Congreso en su caso - que son realmente los responsables de los actos del Rey. Hasta ahí estamos todos de acuerdo. Pero el Rey es inviolable sólo para los asuntos de Estado, es decir, como persona jurídica, no para los privados, es decir, como persona física, cual pretenden algunos. Vamos a poner un ejemplo: El Rey atropella a un ciudadano. Se va de rositas tan tranquilo ? Y el ciudadano, no puede reclamar justicia ? Lógicamente, hasta el más ignorante sabe que no puede ser: contravendría la Constitución en su esencia. El artículo 1, ya mencionado, añade que todos tenemos derecho a la justicia e igualdad. Don Juan Carlos es un ciudadano más, igual a los demás. Si incurre en delito, se le inhabilita y juzga como a todos. Eso es lo que dice la Constitución. 






LA INHABILITACIÓN

El artículo 59.2 dice " Si el Rey SE inhabilitare... ". Los de siempre quieren interpretar este SE como reflexivo, es decir, que sólo el Rey puede inhabilitarse a sí mismo, cuando en realidad hay que interpretarlo como impersonal, ya que el rey no tiene potestad ni para inhabilitarse ni para inhabilitar. La interpretación reflexiva contradice toda la lógica del sistema constitucional. Es el PUEBLO SOBERANO, a través de sus representantes, quien en todo caso puede o no inhabilitar al Rey. El SE es un gazapo que han metido los padres constituyentes con todo el morro, lo mismo que algunos PRIVILEGIOS que se autoconcedieron, como el aforamiento y la inmunidad masivos de más de mil altos cargos de la Administración. No existe ningún país democrático que llegue a tanta desfachatez, cuando lo cierto es que los privilegios están prohibidos por la Constitución, sin ir más lejos por el principio de jurisdicción única ( todos somos iguales ante la ley ).  






EL AFORAMIENTO

Una vez que Juan Carlos de Borbón ha dejado de ser funcionario - Rey o lo que sea - pasa a ser un ciudadano más, sin ninguna PRERROGATIVA ( que no privilegio ) como el resto de los ciudadanos. No hay más que echar un vistazo a los países vecinos cuyos reyes acaban de abdicar, Holanda y Bélgica, donde ninguno de los ex-monarcas está aforado. Pero como Spain is different, a Juanito lo han aforado por partida doble, penal y civilmente. Esto significa que, caso de que se admita alguna denuncia contra el Rey, sólo lo podrá juzgar el Tribunal Supremo, cuyos miembros son nombrados por el sistema digital disimulado. En fin, como podemos comprobar en España la justicia no es igual para todos y la Constitución algunos se la saltan a la torera.  













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