domingo, 27 de septiembre de 2015

RUA DOS ALMORAVIDINHOS





Al Idrisi fue un geógrafo, cartógrafo o, si se prefiere, un sabio ceutí del siglo XII, autor del " Libro de Roger ", una obra medieval singular donde las haya. Por encargo del rey Roger II de Sicilia, este sabio hizo en plata una esfera celeste y un disco representando el mundo conocido de su tiempo. Posteriormente confeccionó un gran mapamundi conocido como la " Tabula rogeriana ", orientado en sentido inverso al nuestro, es decir, el Norte abajo y el Sur arriba,  acompañado de un libro de geografía que describe el mundo conocido entonces por los occidentales, que el propio Idrisi recorrió en parte. 






Estando en Lisboa, un día lo llevaron por el barrio portuario y, al pasar por la " Rúa dos almoravidinhos ", le contaron la siguiente historia:  
Estos almoravidinhos eran unos pescadores a los que un mal día una tormenta arrastró mar adentro. Estuvieron semanas perdidos en el medio del Atlántico, comiendo de lo que pescaban y bebiendo agua de la lluvia. Finalmente llegaron a una tierra extraña, con una fauna y flora desconocidas, poblada de gente también muy diferente a ellos. Conducidos ante el rey o señor del lugar, les salió al encuentro un intérprete que hablaba su lengua. Era otro portugués - si se puede llamar así - que había pasado años antes por las mismas vicisitudes que los almoravidinhos y estaba ya plenamente intregrado a la nueva vida con aquella gente en aquellas tierras que, por la descripción de Al Idrisi, cabe imaginar que se trata de la civilización maya y del Yucatán. 






Los recién llegados fueron bien tratados, pero no acababan de adaptarse y echaban de menos a sus parientes y a su tierra, por lo que el intérprete habló con el rey y éste autorizó el regreso de los almoravidinhos, a los que embarcaron con los ojos vendados para que no conociesen la ruta de regreso, dejándolos en la costa africana, probablemente en algún lugar de Marruecos, desde donde regresaron a Lisboa. Caber imaginarse la sensación de su llegada y más aún las peripecias que contaron. 




Este relato supone un contacto entre europeos y americanos muy anterior al descubrimiento colombino, pero hay que resaltar que estos americanos - o lo que fuesen - prefirieron no  tener ningún contacto con los europeos y regresaron a su tierra. Muchos historiadores no dan crédito a esta versión y opinan que en realidad los almoravidinhos desembarcaron en las islas Canarias. Sin embargo, la descripción de Al Idrisi poco o nada encaja con la vida y organización social de las Canarias en el siglo XI, cuando sucedieron estos hechos, de otro modo hay que deducir que en estas islas hubo entonces una civilización compleja que desapareció sin dejar el menor rastro, teoría más difícil de sostener que la del contacto entre europeos y americanos. 




En todo caso, no se puede descartar la arribada de los almoravidinhos a América. Históricamente, no fue la primera ni la única que hubo antes del descubrimiento realizado por Colón. Hay pruebas fehacientes de la presencia de los vikingos en Norteamérica; los aztecas y otros pueblos tenían mitos y leyendas que hablaban de gentes o dioses venidos del Este, así como los europeos occidentales contaban también leyendas de tierras a otro lado del Atlántico: se habla de las Siete Ciudades, ya se nombraba a las Antillas ( en portugués Ante Ilhas = islas anteriores a tierra firme ). La cartografía del siglo XV anterior a Colón representaba ya estas tierras. Y el propio Colón tenía pruebas de su existencia, si no las tuviera no le hubiesen financiado la expedición.   





   


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