viernes, 10 de mayo de 2013



CAPÍTULO II

LA  INVESTIGACIÓN SE PONE EN MARCHA









Lo primero que hizo David el lunes por la mañana fue cerciorarse de que, tal como había pensado en su primera impresión, aquella magnífica cartografía militar era manuscrita. Ya no le cabía la menor duda, incluso en alguno de los mapas había podido notar con la ayuda de una lupa algunas huellas de lápiz no borradas del todo. Era una colección de cinco mapas coloreados, hechos en cuadrículas de lino pegadas a modo de puzzle sobre cartulina, de forma que las cartas podían doblarse facilitando así el repliegue dentro de aquellas preciosas encuadernaciones.

Lo primero que llamó la atención de David fue la gran extensión del territorio cartografiado. Un mapa original no es un cuadro que un artista pinta en solitario, sino que conlleva detrás todo un equipo de muchas personas, técnicos y demás, que han de recorrer un inmenso territorio desconocido, incluso peligroso. A lo que había que añadir que se trataba de la primera cartografía de aquellas tierras vírgenes e inexploradas, pobladas de tribus sin civilizar y hostiles según mencionaban las propias cartas geográficas. Todo esto hacía suponer una inversión económica y un despliegue de medios técnicos y recursos humanos que sólo un Estado podía permitirse. Consecuentemente, tenía que haber un objetivo muy importante detrás de aquella misión. Uno de los mapas representaba la fundación de la capital de aquél territorio recién descubierto, una ciudad muy moderna para la época en medio de aquella selva. Se trataba de la primera cartografía científica de un país que fue colonia española hasta finales del siglo XIX.  

Los mapas estaban firmados por el jefe de las expediciones al interior del territorio cartografiado, pero en el último aparecía una nota de su puno y letra aclarando que él y sólo él era el propietario de aquellos mapas y coautor de los mismos, rectificando a quien se atribuía la titularidad de aquella cartografía ignorando los derechos de cada autor.

Esto hizo pensar a David que, dada la magnitud de la empresa, este explorador tendría que estar registrado en la historia de España. Su sorpresa fue mayúscula cuando vio que no figuraba en los textos. Sólo un historiador de la época hacía una mención escueta. Puesto luego en contacto con expertos sobre el tema, tampoco sabían nada de estos hechos ni del personaje. Todos estaban sorprendidos con el hallazgo, más de uno incluso mostraba incredulidad.

David y Marta se dieron cuenta de que estaban ante un descubrimiento histórico de gran envergadura, al menos en lo que respectaba al país cartografiado. Cuando David inició su periplo por los archivos históricos no tenía nada más que los mapas, el apellido y la inicial del nombre del explorador. Falto de medios económicos y de ayudas para una investigación tan importante, tuvo que sufrir además la desconfianza y desprecio absoluto de la mayoría de las instituciones oficiales, tan soberbias como ineptas, o tan codiciosas como envidiosas. Tan sólo encontró apoyo firme en el director de un museo militar, verdadero historiador de vocación y experto en aquella materia. Este hombre orientó a David en su investigación y movió algún hilo para que pudiera participar en un importante congreso de historia sobre aquella ex-colonia. 

David abrió aquél congreso con el tema estrella. Cuando terminó su exposición no hubo tan siquiera los aplausos de cortesía. Todo el mundo se había quedado atónito. Pasado el momento de la sorpresa, hubo un remolino de murmullos y comentarios, pero apenas hubo preguntas: nadie se atrevía a rebatir, tampoco a apoyar a un completo desconocido que cambiaba de un plumazo la historia de aquél país. Los prejuicios, la codicia, la envidia y la ignorancia fueron un cócktail que a partir de aquél momento persiguieron a David y a Marta todo a lo largo de su investigación. Ya nadie se reía, pero todo eran obstáculos: querían hacerse con el trabajo y con los mapas, había que deshacerse de aquél par de intrusos a toda costa. Fue muy dura aquella lucha, pero Marta recordaba siempre en los momentos difíciles un consejo que le había dado su padre: " Cuando tengas la certeza de estar haciendo algo importante y todo el mundo se te echa encima, sigue. Quiere decir que estás en el buen camino ". 

No hay comentarios:

Publicar un comentario