jueves, 23 de mayo de 2013





CAPÍTULO IV

EPÍLOGO : EL AZAR ES EL DESTINO SALIENDO AL ENCUENTRO


Tal como dice el título, nada sucede por azar, y esta historia es buena prueba de ello. Por esta razón, porque la vida es un viaje circular sin principio ni fin, este último capítulo es en realidad el primero de esta extrana historia tan real como fantástica, en la que los mapas volvieron a su lugar de origen:

Inopinadamente, aquella tarde David decidió dar un paseo antes de volver a casa después del trabajo. Sus pasos lo llevaron a una calle céntrica con el encanto de lo antiguo, en proceso de desmantelamiento por los afanes inmobiliarios del alcalde. Al comienzo de la calle reparó en un viejo edificio en cuyos bajos todavía quedaban abiertos un bar muy decadente y una tienda de reparaciones. En medio de ambos locales, flanqueado por dos arcos, estaba el local principal de la fachada, completamente restaurado e inexplicablemente vacío. David sintió como un flechazo y, casi sin darse cuenta, estaba en el bar de al lado preguntando si se alquilaba el local. La mujer que lo atendía le respondió muy hosca que el edificio iba a ser demolido para construir apartamentos.

David y Marta llevaban un tiempo pensando en abrir una almoneda. Era una profesión que conocían y les apasionaba, pero no se acababan de decidir porque David tenía un buen trabajo y suponía asumir un riesgo grave. De todas formas, cuando llegó a casa le habló entusiasmado a Marta de ese local que parecía estar esperando por ellos, pues tanto por la situación como por su aspecto, era idóneo para la almoneda de sus sueños.

A los pocos meses la empresa de David, afectada por una crisis, ofreció una indemnización a los trabajadores que quisieran marcharse, pues la oficina iba a cerrar en aquella ciudad. David y Marta decidieron aceptar la indemnización y emprender su sueño con aquél dinero. No era una tarea fácil, pues tenían dos problemas: encontrar un local idóneo y el material para abrir la tienda. Hallaron un local que, aunque no era el perfecto, no estaba mal, así que apalabraron su alquiler y se tomaron unas pequenas vacaciones. Su decepción fue mayúscula cuando al regresar el propietario los llamó y les dijo que ya no les alquilaba el local por haberle surgido una venta. Marta recordó entonces el local que David había visto meses antes y decidieron volver a preguntar. Esta vez la mujer del bar les dio el teléfono del propietario del edificio quien, contrariamente a lo pensado, les alquiló el local.

Puesta la almoneda en marcha y adquiridos los mapas, en plena investigación Marta y David comentaban con una cliente historiadora los pasos que iban siguiendo y los logros. Una mañana Marta le dijo que David había obtenido en los archivos el dato precioso del nombre y apellidos completos del autor de los mapas. Al oir el segundo apellido la historiadora se sorprendió muchísimo y dijo: " Marta, id a informaros al Consulado del Mar, cuyo archivo probablemente hable de este apellido, que antes daba nombre a esta calle ".  Nada más conocer este dato, David fue al archivo mencionado. Cuando regresó estaba totalmente conmocionado. Efectivamente, la calle en la que estaba la almoneda llevaba el nombre del abuelo materno del conquistador, y el edificio donde tenían el negocio había sido la vivienda de éste durante su infancia y juventud. El azar y el destino se entrecruzaron para que los mapas recorrieran más de cien kilómetros y regresaran al hogar de su propietario: el edificio donde estaba ubicada la almoneda.

Había otras ciudades mucho más próximas al lugar donde esperaron los mapas más de cien anos. Había muchos otros anticuarios que los podrían haber comprado, incluso alguno había rechazado aquella biblioteca. Era como si el propio conquistador hubiera dirigido todos los pasos y movimientos para que los mapas fueran a las manos de David. Conociendo el medio en que se movían, era de los pocos en aquella región con los conocimientos y el idealismo suficiente para mostrar un interés histórico por encima del meramente lucrativo. Una vez más lo que parecía un azar era el destino saliendo al encuentro. 

El edificio fue vendido y destruido tres años más tarde. Acosados de manera feroz por los poderes públicos y fácticos que perseguían la magnífica colección cartográfica, Marta y David, contra viento y marea, cumplieron con su destino e introdujeron en la historia a su último y peculiar conquistador. 

En este relato todo parecido con la realidad NO es mera coincidencia.

1 comentario:

  1. Que historia mas apasionante, akracia.. despues de leer los capitulos me quedo con la boca abierta pero me gustaria que me aclararas algo que no entiendo, aunque prefiero que lo hagas fuera del blog.

    Un besote guapa, y sigue escribiendo asi que es un don el que tienes que ya quisieran muchos.

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