domingo, 30 de junio de 2013

III- CUANDO LA PAZ ERA UN AGUILA NEGRA






Finalizada la guerra y con los adversarios muertos o encarcelados, Chancro comienza a gobernar con mano de hierro, apoyado por el partido fachangista, un reino arrasado, lleno de hambre y miseria. La iglesia lo bendice y los monárquicos esperan que cumpla su promesa de restaurar otra vez la monarquía. Chancro llega a un acuerdo con ellos y pone como condición educar al joven príncipe Juanito Bribón, hijo del heredero desterrado. El pueblo, vencido y resignado, calla e intenta sobrevivir.









Unos meses después los jinetes del apocalipsis partieron hacia el norte llevando sus calamidades al resto del continente. Por segunda vez una gran guerra se extendió por todos los reinos del mundo. Hitloco y Abusolini, al frente del Fachismo, querían apoderarse del mundo para esclavizarlo. Casi lo logran, pero varios imperios se aliaron para hacerles frente: las Falsocracias y los Comenlomismo, estos últimos gobernados también por otro tirano, Estatuin.






Chancro no participó en la contienda, pero apoyó a los suyos, los fachistas, que finalmente perdieron la guerra, lo que motivó que el reino quedara totalmente aislado como castigo por haber prestado apoyo a Hitloco. Durante décadas el hambre y la miseria campearon por todo el reino, mientras el tirano Chancro y sus secuaces, insensibles al dolor del pueblo, habían convertido el reino en su finca privada, viviendo a todo lujo y rodeados de esclavos sumisos y obedientes. Fue un retorno a la edad oscura, donde los señoritos pegaban, violaban y mataban sin dar cuentas a nadie, tenían hasta derecho de pernada. Ay de quien se atreviera a cuestionarlos ! Mientras tanto, las falsocracias tranquilizaban sus conciencias haciendo de vez en cuando una condena simbólica.








Pero la política da muchas vueltas y hace extraños compañeros de cama. La segunda Gran Guerra Mundial dividió al mundo con un muro de acero. Los aliados habían derrotado al fachismo, pero ahora su enemigo era Estatuin, con lo cual el chancrismo ya no parecía tan malo. El reino era un punto estratégico, por lo que las falsocracias cerraron los ojos ante tanto crimen y legalizaron al chancrismo. El líder de las falsocracias, el general Exinpower, presidente de los Falsarios Unidos, fue a dar un abrazo fraternal a su colega Chancro, prometiendo mucho y dando muy poco. A cambio de impunidad, Chancro dejó que Exinpower instalara bases militares contra el ahora enemigo común, el Imperio Rojo de Estatuin.




Como el reino seguía en la miseria, Chancro guardó un poco las formas para contentar a sus nuevos amigos: dejó la economía en manos de técnicos del Topus Dei, una secta religiosa más oscura que el propio chancrismo, y permitió que el pueblo emigrara, matando así dos pájaros de un tiro: daba salida a gente desesperada, al tiempo que llenaba sus arcas con el dinero que enviaban.




Hasta aquí llega la primera mitad del chancrismo, que duró más de veinte años. Como el reino seguía estancado en la miseria y Chancro no podía presumir de nada, celebró su permanencia en el poder haciéndose un homenaje por todo lo alto con una consigna que difundió por todo el reino:

CHANCRO, ESE HOMBRE : 25 AÑOS DE PAZ


Era la paz de los muertos.








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